El Mercurio (1993, feb 28): Primera Feria del Libro Usado: el éxito de los libros viejos

Abstract

El alto precio de los libros nuevos, la falta de reediciones de importantes títulos y el valor que adquieren ciertos volumenes por su rareza, son los principales motivos que impulsaron a unas cien mil personas a acercarse al recinto de Mac-Iver con Santo Domingo, durante las dos semanas que duró la Primera Feria del Libro Usado. En los dos patios de la remodelada casona de estilo neogótico, se alinearon los mesones sobre los cuales se renovaron una y otra vez los volumenes que el público agotó con ávido entusiasmo. Los libreros, acostumbrados a una clientela reducida y especializada, tuvieron que ajustarse a los más dinámicos hábitos de consumo de sus nuevos compradores, quienes incluso protestaron airadamente cuando se enteraron ante las mismas puertas del recinto que la muestra no funcionaba los fines de semana. Esto se subsanó finalmente. De esta manera, autores como Carlos Droguett, Pablo Neruda y Víctor Domingo Silva -por mencionar solo a chilenos- volvieron a las ventas de libros usados, tal como lo hicieran en vida, pero ya no como los asiduos compradores que fueron, sino a través de sus obras, que las nuevas generaciones adquirieron a precios "sin competencia", según afirmaban los libreros, pese a las opiniones escépticas de algunos visitantes. (Extracto del artículo).

El alto precio de los libros nuevos, la falta de reediciones de importantes títulos y el valor que adquieren ciertos volumenes por su rareza, son los principales motivos que impulsaron a unas cien mil personas a acercarse al recinto de Mac-Iver con Santo Domingo, durante las dos semanas que duró la Primera Feria del Libro Usado. En los dos patios de la remodelada casona de estilo neogótico, se alinearon los mesones sobre los cuales se renovaron una y otra vez los volumenes que el público agotó con ávido entusiasmo. Los libreros, acostumbrados a una clientela reducida y especializada, tuvieron que ajustarse a los más dinámicos hábitos de consumo de sus nuevos compradores, quienes incluso protestaron airadamente cuando se enteraron ante las mismas puertas del recinto que la muestra no funcionaba los fines de semana. Esto se subsanó finalmente. De esta manera, autores como Carlos Droguett, Pablo Neruda y Víctor Domingo Silva -por mencionar solo a chilenos- volvieron a las ventas de libros usados, tal como lo hicieran en vida, pero ya no como los asiduos compradores que fueron, sino a través de sus obras, que las nuevas generaciones adquirieron a precios "sin competencia", según afirmaban los libreros, pese a las opiniones escépticas de algunos visitantes. (Extracto del artículo).