El Mercurio (2008, nov 21): Hijos y mesada, con el dinero no se juega

Abstract

Desde temprana edad, cuando necesitamos algo, recurrimos de inmediato a los padres o familiares, ya se trate de un dulce, ropa o la última versión de un juego de moda. Esto es lo habitual y, por lo general, vemos satisfechas nuestras peticiones, siempre considerando el valor a gastar y el presupuesto familiar disponible. Sin embargo, llega un día en que necesitamos comenzar a manejar nuestro propio dinero y es cuando los padres deben tomar una serie de decisiones. Lo recomendable es comenzar reflexionando sobre lo que nuestros padres nos transmitieron en relación con el dinero, como medio de seguridad, de consumo, de inversión, como algo tentador o como algo que hace feliz, y a partir de ahí, definir qué es lo que queremos transmitirles a nuestros hijos y cómo se enmarca ello en el marco valórico familiar. Para Claudio Boza, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor, una vez consensuada la entrega de dinero, lo recomendable es “comenzar a entregar una suma pequeña a los ocho o 10 años, nunca mucho dinero porque pueden utilizarlo mal, y los padres deben orientar a los niños para ser inteligentes financieramente, ya que la relación emocional con el dinero puede ayudarlos a moderar sus deseos, desarrollar su voluntad, ponerse metas y enfrentar riesgos”. (Extracto del artículo).

Desde temprana edad, cuando necesitamos algo, recurrimos de inmediato a los padres o familiares, ya se trate de un dulce, ropa o la última versión de un juego de moda. Esto es lo habitual y, por lo general, vemos satisfechas nuestras peticiones, siempre considerando el valor a gastar y el presupuesto familiar disponible. Sin embargo, llega un día en que necesitamos comenzar a manejar nuestro propio dinero y es cuando los padres deben tomar una serie de decisiones. Lo recomendable es comenzar reflexionando sobre lo que nuestros padres nos transmitieron en relación con el dinero, como medio de seguridad, de consumo, de inversión, como algo tentador o como algo que hace feliz, y a partir de ahí, definir qué es lo que queremos transmitirles a nuestros hijos y cómo se enmarca ello en el marco valórico familiar. Para Claudio Boza, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor, una vez consensuada la entrega de dinero, lo recomendable es “comenzar a entregar una suma pequeña a los ocho o 10 años, nunca mucho dinero porque pueden utilizarlo mal, y los padres deben orientar a los niños para ser inteligentes financieramente, ya que la relación emocional con el dinero puede ayudarlos a moderar sus deseos, desarrollar su voluntad, ponerse metas y enfrentar riesgos”. (Extracto del artículo).