El Mercurio (2008, oct 31): Inclusión laboral y discapacidad, trabajo de todos
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Fecha
2008-10-31Resumen
Óscar es un joven profesor universitario y cuando ingresó por primera vez a impartir su cátedra, la mayoría de sus alumnos no supo cómo reaccionar. La sorpresa se debió, probablemente, a su condición de tetrapléjico que lo obliga a trasladarse en silla de ruedas. En la actualidad, sus alumnos recuerdan este episodio y reconocen que tener a un profesor discapacitado les acercó a un proceso inclusivo que va creciendo día a día en Chile. El ingreso de una persona con discapacidad al entorno laboral es siempre una señal positiva, tanto para la empresa o institución como para el grupo de trabajo. El nuevo integrante provocará una serie de aprendizajes y ajustes no proyectados, pero por sobre todo, brindará la oportunidad de participar activamente en el cambio cultural necesario para lograr la inclusión laboral y social efectiva de personas con discapacidad. Para Alan Martínez, docente de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Mayor, “se debe preparar físicamente a la persona con discapacidad para asumir sus labores”, y una vez que se integra, recomienda al grupo de trabajo tener en cuenta “que los discapacitados presentan diferencias que son reales en cuanto a la funcionalidad, como son los tiempos utilizados en higiene personal, para almorzar o calentarse los alimentos, y ellos saben qué cosas pueden hacer y cuáles no, y ante éstas pueden pedir ayuda como cualquier otra persona”. (Extracto del artículo).
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