Estratigrafía y sedimentología del miembro continental de la Formación Majala (jurásico superior) en la Quebrada Guatacondo, Tarapacá, Chile
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Date
2022-09Abstract
El período Jurásico comenzó luego de una etapa de cambio ambiental con aumentos en la temperatura global, eventos marinos anóxicos y extinciones inducidas por la formación de largas provincias ígneas o LIPs ocurridas desde el Triásico (Sell et al., 2014). La posterior recuperación y desarrollo faunístico durante el Jurásico, estuvo marcada por la diversificación evolutiva de ammonites ocurrida en las extensas plataformas marinas y mares someros (Ross et al., 1992). La configuración tectónica Jurásica estuvo caracterizada por una dinámica extensiva a nivel global asociada a la ocurrencia de centros ígneos dispersores, que influyeron en la fragmentación de Pangea y en el desmembramiento de las porciones terrestres resultantes (Mpodozis y Ramos 2008). La Provincia Magmática del Atlántico Central (CAMP) tuvo su clímax en el Hettangiano-Sinemuriano, propulsando la separación de Pangea (Figura 1.a) en Laurasia y Gondwana (Mpodozis y Ramos 2008) con condiciones de temperatura global de 23,4°C (Scotese et al., 2021). Posteriormente en el Pliensbachiano-Toarciano, la contundente liberación de CO2 y las anomalías de temperatura asociadas al centro dispersor de Karoo-Ferrar influyeron en la separación de Gondwana Occidental y Oriental, en la apertura del Océano Índico (Duncan et al. 1997) y de la vía marítima del Caribe (Figura 1.b). En el Jurásico Superior, el quiebre de Gondwana produjo la apertura de una vía marítima que conectaba esporádicamente el Pacífico Oriental con las aguas de Tethys entre Sudamérica-África y Antártica (Riccardi 1991). El proceso de ruptura de Gondwana finalizó en el Cretácico próximo a los 133 Ma, relacionado a la actividad de la pluma mantélica de Paraná con temperaturas globales promedio de 21,9°C (Scotese et al., 2021) que desencadenaron el desprendimiento de América del Sur y África (Renne et al. 1992) (Figura 1.c). En conjunto con la expansión oceánica, los centros dispersores desencadenaron el proceso de subducción en el margen continental Pacífico desde inicios del Jurásico. La generación de un arco magmático desde el sur de Perú hasta Chile central en conjunto con la apertura de cuencas de trasarco extensionales hacia el oriente, caracterizaron las morfologías resultantes de este proceso (Mpodozis y Ramos 2008). Los océanos que bordeaban los continentes ya estaban configurados para finales del Jurásico, con fluctuaciones y ascensos marcados en el nivel eustático generando inundaciones en las masas continentales (Moore et al., 1992) aportando sedimentos marinos al relleno continental de las cuencas.
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